La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que lo más saludable es beber cuanto menos alcohol mejor. No existe un nivel de consumo seguro de alcohol para la salud.
El consumo de alcohol tiene consecuencias para la salud de la persona que lo consume, como para terceras personas (al feto, lesiones de tráfico, violencia, etc.) y la sociedad en su conjunto (genera inseguridad, desigualdad, menor productividad y costes económicos).
Hay que considerar que el alcohol no afecta siempre a todas las personas de la misma manera. El peso y la talla corporal, la edad, el sexo, la experiencia en el consumo, la genética, el metabolismo individual, ingerir o no alimentos
mientras se bebe y otros factores sociales, relacionados con la persona que consume, la pueden hacer más o menos vulnerable a las lesiones y enfermedades relacionadas con el consumo de alcohol.
Los límites para un consumo de bajo riesgo de alcohol indican el consumo a partir del cual se produce un aumento significativo de mortalidad.
Para calcular el contenido de alcohol puro que contiene una bebida se utiliza la siguiente fórmula:
Gramos de alcohol puro = Graduación x Cantidad ingerida en cc o ml x 0,80 / 100
Y para establecer un criterio común, se utiliza la U.B.E. (unidad de bebida estándar), que equivale a 10 g. de alcohol
puro.
1 U.B.E. = 10 g alcohol puro
Se recomienda NO consumir alcohol en determinadas circunstancias como: ser menor de edad, estar embarazada o en periodo
de lactancia materna, conducir un vehículo, realizar trabajos que requieran precisión, concentración y atención, si
tomas algún medicamento que interactúa con alcohol o si padeces alguna enfermedad que el alcohol puede agravar, si
realizas actividades de riesgo o si estás al cuidado de menores.