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Consejos

Avanza paso a paso

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Avanza paso a paso

Avanza paso a paso

Encontrar el equilibrio entre proteger a tu hijo y darle libertad no es fácil. No se puede estar a su lado en todo momento, y aunque pudiésemos, no le haría mucha gracia. Sin embargo, con comunicación y confianza, puedes ayudarle a que tome las decisiones adecuadas en situaciones difíciles, a que aprenda de sus errores, a que acuda a ti en busca de consejo cuando lo necesite, y a que sea siempre prudente.

Con unos pequeños cambios puede lograrse una enorme diferencia, pero no esperes tener éxito de la noche a la mañana. Ve paso a paso

Nadie es perfecto

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Nadie es perfecto

Nadie es perfecto

A esta edad es importante ayudarles a ganar confianza y seguridad en sí mismos, para ello hay que valorarles y reconocerles sus logros, capacidades y limitaciones.

Hay que enseñarles que ni a ti ni a ellos os saldrán siempre bien las cosas. Es fundamental aceptar que cometer errores es inevitable, lo importante es superarlos y aprender de ellos.

Conoce a tu hijo

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Conoce a tu hijo

Conoce a tu hijo

Tienes que conocer a tu hijo, con sus particularidades, sus inquietudes, lo que le gusta y le disgusta tanto de sí mismo como del mundo que le rodea.

Hablar con tu hijo, preguntarle y escucharle te ayudará a conocerlo más y comprenderle mejor.  

Establece un vínculo

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Establece un vínculo   

Establece un vínculo 

Cuando un adolescente siente que forma parte de un grupo estable, tiene una mayor tendencia a respetar las normas acordadas. Haz que tu hijo perciba la existencia de esos vínculos.

Establecer determinadas rutinas os permitirá pasar tiempo juntos y os proporcionará más oportunidades de hablar entre vosotros, lo que contribuirá a que tu hijo sienta que puede contar contigo si tiene un problema.

Haz que se sienta respetado

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Haz que se sienta respetado

Haz que se sienta respetado

Es importante trasmitirles que respetas sus opiniones, que tu hijo sienta que puede expresarlas y van a ser tomadas en consideración. También es importante trasmitirles lo orgullosos que estamos de ellos.

Si sus amigos se meten en problemas pero tu hijo/a se mantiene al margen, haz que sepa que estás orgulloso de que se haya comportado de una manera tan madura.

Pon límites

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Pon límites

Pon límites

Es fundamental que tu hijo conozca las reglas básicas y las consecuencias de no respetarlas. Inevitablemente las pondrá a prueba, así que no hagas amenazas que no vayas a cumplir. Un castigo eficaz consiste en suprimir ciertos privilegios, como una salida, la visita de un amigo o ver la tele.

Recuerda que también es importante elogiar a tu hijo cuando se comporte bien. Si explicas las razones de las reglas que has establecido, ayudarás a que tu hijo las entienda y las respete. Conocer con quién está tu hijo y cuándo volverá a casa es importante para su seguridad.

Confía en él

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Confía en él

Confía en él

Si le trasmites y demuestras a tu hijo que confías en él, sentirá que puede decir la verdad (en especial en cosas difíciles de aceptar o arriesgadas) y tú no te enfadarás o juzgarás.

Si estás dispuesto a escuchar su versión y comentar posibles alternativas les ayudarás a que tomen decisiones razonables en el futuro. La confianza es esencial en una comunicación abierta, si tu hijo siente que puede hablar contigo abiertamente acudirá a ti cuando tenga necesidad de hacerlo y seguirá tus consejos.

Cerciórate de que esta informado

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Cerciórate de que está informado

Cerciórate de que esta informado

A menudo los adolescentes están más informados de lo que creemos, aunque la información no se basa en hechos. Tanto en relación con el consumo de alcohol como en otros temas, cerciórate de que tu hijo disponga de la información adecuada y sepa que puede acudir a ti si quiere informarse mejor.

Escúchale, intenta no sermonearle ni asustarle, comenta los pros y los contras de manera objetiva. Utiliza un lenguaje que pueda comprender y ejemplos cercanos a ellos.

Predica con el ejemplo

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Predica con el ejemplo

Cerciórate de que esta informado

Como responsable de un adolescente, no subestimes la influencia de tus propios actos, actitudes y comentarios ya que tienen un gran impacto en su comportamiento. Piensa en qué mensaje le estás transmitiendo con tu ejemplo. Te resultará difícil convencerle de que se comporte razonablemente si tú mismo no eres un buen modelo a seguir.